En este momento de mi vida, me vuelvo a parar y observo una serie de caminos que terminan en puertas. Cada día intento avanzar en esos senderos. Unas veces ando más en unos que en otros, hay días en los que hay caminos que no ando, incluso hay periodos en los que dejo sin andar algunos de ellos en pos del avance en otros.
Pero el problema está cuando algunos de esos caminos me impiden seguir en el resto o no me permiten poder andar otros nuevos que deseo y que me mostrarán paisajes que anhelo contemplar.
Tengo que llegar hasta el final de esos caminos y cerrar puertas. Algunos de ellos están obsoletos y son aquellos en los que más me cuesta seguir. Hay muchas irregularidades en el terreno, mucho lodo que provoca que mis piés se queden anclados. Es como le ocurrió a Ártax, el caballo de Atreyu, cuando en su tristeza se dejó atrapar. Me cuesta avanzar en ellos, me sobran y no los quiero, pero si no llego al final, no seré justo conmigo mismo ni con los que me rodean.
Mañana empiezo el sprint final en uno de ellos; La Licenciatura de Pedagogía, que traerá consigo, de la mano, los Expertos y el Máster en Pedagogía Social. Es el camino más duro pero el que antes quiero terminar. Tengo un proyecto vital en mente que necesita estas puertas bien cerradas. Se acabó el lodo.
Empezaré a creer en el Golden. Siempre positivo. En julio, Pedagogía será un proceso pasado, una serie de recuerdos y aprendizajes, y un puto papel, un puto y carísimo papel. Quedará terminada otra poesía educativa.
Pero el problema está cuando algunos de esos caminos me impiden seguir en el resto o no me permiten poder andar otros nuevos que deseo y que me mostrarán paisajes que anhelo contemplar.
Tengo que llegar hasta el final de esos caminos y cerrar puertas. Algunos de ellos están obsoletos y son aquellos en los que más me cuesta seguir. Hay muchas irregularidades en el terreno, mucho lodo que provoca que mis piés se queden anclados. Es como le ocurrió a Ártax, el caballo de Atreyu, cuando en su tristeza se dejó atrapar. Me cuesta avanzar en ellos, me sobran y no los quiero, pero si no llego al final, no seré justo conmigo mismo ni con los que me rodean.
Mañana empiezo el sprint final en uno de ellos; La Licenciatura de Pedagogía, que traerá consigo, de la mano, los Expertos y el Máster en Pedagogía Social. Es el camino más duro pero el que antes quiero terminar. Tengo un proyecto vital en mente que necesita estas puertas bien cerradas. Se acabó el lodo.
Empezaré a creer en el Golden. Siempre positivo. En julio, Pedagogía será un proceso pasado, una serie de recuerdos y aprendizajes, y un puto papel, un puto y carísimo papel. Quedará terminada otra poesía educativa.