Este es un espacio de reflexión personal. Quiero compartir lo que siento y pienso, el momento vital en el que me encuentro en cada momento.
No creo en estos espacios como medio de darse a conocer, pero en un momento social en el que percibo que a pocos les importa lo que le pase a cada uno, creo que es una buena herramienta para que aquellos que se interesen en otros y, en este caso, en mí, puedan saber algo más y les sirva de trampolín para que iniciemos una conversación.

jueves, 1 de diciembre de 2011

TRABAJAR CON PERSONAS NO SE LLAMA TRABAJAR...

...se llama disfrutar y emocionarte en tus responsabilidades.

En los días previos a hoy iba a hablar acerca del significado de la responsabilidad del Penacho Blanco y de los sentimientos que en mí generan, pero otros acontecimientos han superado en relevancia a algo que tiene mucha:
Aunque la noticia más directa posible apuntaba a que en un breve espacio temporal iba a poder optar a un puesto de trabajo que me gusta e ilusiona, no quise hacerme a la idea por dos razones muy sencillas: La afirmación del abandono del puesto de trabajo en poco tiempo estaba hecha dentro de un contexto muy personal que podría ser (y sería) muy cambiable, y el hecho de no saber si sería yo quien ocupara ese lugar en caso de darse la baja definitiva.
La duda de si sería yo el elegido no se me ha resuelto de una manera directa, pero la confianza en mí se me ha demostrado eligiéndome como persona que cubra la baja (habiendo más sustitutos) y depositando en mí responsabilidades de relevancia mayor en el periodo en que durase la baja. No lo puedo afirmar pero casi tengo la certeza de que sería yo quien entraría en plantilla.
El hecho de que no volviese mi compañero estaba mucho más en el aire, pero el tiempo pasaba y pasaba y ya me empezaba a ver alquilando un piso, aspirando a una VPO, buscando muebles, viviendo en pareja... en fin, pasando a una nueva etapa en mi vida que me ilusiona enormemente. Además, siento que tengo un sitio entre los compañeros, que ya no soy un sustituto, soy Paco, he creado relaciones de amistad y otras cerca de ello están, me siento partícipe de la cultura del centro y de las relaciones que en él se cuecen...
Pero llegó el día de ayer. Me llevé la noticia de que la vuelta de mi compañero está cerca y eso, egoístamente hablando, es peor para mí. Fui entristeciendo por horas y al final del día me dediqué a animarme a mí mismo y a darme dosis de realidad y de "ya lo sabías". La noticia la fui comentando con algunos compañeros con quienes coincidí de turno y, la verdad, la reacción no me la esperaba y me ha llenado mucho más interiormente, y me ha apenado más aún. Entre ayer y hoy he sentido muchísimo que se me aprecia, que se me tiene en cuenta, que se me quiere al lado... y es que los grandes momentos que hemos ido viviendo juntos (buenos y malos) han ido calando poco a poco... ¡Normal que no vaya al trabajo cansado o agotado!, ¡Normal que no me pese la hora de viaje hasta el centro!. Si es que cuando uno trabaja al lado de personas, cuando tus compañeros son tus amigos o tienen visos de llegar a serlo, cuando se fraguan relaciones fuertes y honestas... no puedo llamarlo trabajo porque no me cuesta ninguno. Voy a una responsabilidad, que ya es especial de por sí para mí, pero a una responsabilidad compartida con personas, con seres humanos, que te abrazan, se ríen y se apenan contigo.
Hoy soy mucho más feliz que ayer aunque esté mucho más triste.

lunes, 28 de noviembre de 2011

MEDIO AÑO

Hace tan solo medio año que empecé una nueva andadura profesional y personal. Siempre he pensado que siendo buen profesional sería reconocido por los buenos profesionales, aunque aquellos que no lo sean tanto o, simplemente, no lo sean, no tengan capacidad o actitud de darse cuenta de las aportaciones que he podido hacer en aquellas labores que he desempeñado. Así, después de años pasando por talleres extraescolares cumpliendo sobradamente con los objetivos marcados, he tenido la oportunidad de acceder a otro puesto de trabajo de mucha más envergadura. Aunque sea sustituto, hoy soy educador de un centro de menores con trastornos de conducta y la experiencia está siendo excelente. Me siento aún muy pequeño. Sé que tengo muchísimo que aprender. Me he marcado unas metas en torno al educador que quiero llegar a ser y aún estoy muy lejos. Pero no tengo prisa, estoy avanzando cada día hacia donde quiero dando pasitos muy pequeñitos, quizás invisibles a ojos vista, pero muy grandes en mi interior. El aprendizaje está siendo mayúsculo y eso me hace sentir especialmente bien. Estaba ya bastante desmotivado con el trabajo que tenía anteriormente pues suponía poco avance profesional y personal.
Ahora me encuentro embarcado en una nueva etapa de mi proyecto vital y profesional. Tengo nuevos retos profesionales, motivadores, ilusionantes y me llevan a poder ver cada vez más cerca las nuevas etapas de mi proyecto vital.