Este es un espacio de reflexión personal. Quiero compartir lo que siento y pienso, el momento vital en el que me encuentro en cada momento.
No creo en estos espacios como medio de darse a conocer, pero en un momento social en el que percibo que a pocos les importa lo que le pase a cada uno, creo que es una buena herramienta para que aquellos que se interesen en otros y, en este caso, en mí, puedan saber algo más y les sirva de trampolín para que iniciemos una conversación.

jueves, 5 de agosto de 2010

EL CAYADO ROVER



Noche estrellada y de suaves temperaturas. Sólo el sonido de los grillos y las chispas del fuego enturbiaban el silencio del joven indio. Pensaba, meditaba y buscaba respuestas a las miles de preguntas que se hacía desde que dejó la tribu en busca de su definitiva madurez: "No entiendo qué me pasa. Llevo caminando solo mucho tiempo y no sé por qué debe ser así. Quiero a mis compañeros de viaje a mi lado. Siempre pensé que estarían junto a mí en todas mis aventuras". - "No siempre" - contestó el viejo indio que se sentaba a su izquierda - "En la vida de un indio se corren miles de riesgos en pos del bienestar de su tribu. Esos riesgos suelen ser en compañía de otros guerreros que se dejan la piel por ese bien común. Pero hay otras aventuras, más personales, que deben vivirse desde la soledad, desde la reflexión y vivencia individual. Suelen ser aventuras más complejas en las que poco pueden ayudarte otros indios si uno mismo no responde". Otra voz interrunmpió al anciano: "¡Solo!, ¡así estás, así has estado y así estarás siempre!. No busques el consuelo de la necesidad de la soledad. Lo que pasa es que tu vida la vives tú y nadie se preocupará por ti, y mucho menos se ocupará. Olvídate de que te acompañen en tus aventuras que en esta vida de hoy, nadie se desvive por la tribu, ni por el compañero indio. Cada cual busca su bienestar personal y si tú formas parte de las oportunidades que se les presentan a otros para ser felices, serás acogido siempre y cuando formes parte del proyecto. Si no, olvídate de compañías, preocupaciones y ayudas". El indio, confuso y más perdido que cuando la conversación comenzó siguió reflexionando en voz alta: ¿Nadie me ayudará en este proceso tan duro?. ¿Y si no sé resolver mi vida? Yo quiero ser jefe indio, pero no me siento capaz". "Has pasado etapas vitales en momentos dificiles, - respondió el anciano - y siempre has salido airoso. Has formado a jóvenes indios en su camino para ser guerreros". "¡Pero no siempre le salieron bien! - interrumpió de nuevo la voz. Otro indio, con una mirada penetrante y dura, seguía replicando aquello que el anciano exponía: "Tu problema es que siempre fuiste muy impaciente, que siempre has querido respuestas rápidas. Tenías un problema y encontrabas velozmente una solución. ¿Y ahora qué?, ¿no puedes?. Claro que puedes, pero admite y asume que tienes defectos, que no todo lo haces bien y que eso es normal. Nunca nadie te lo dice, ¿ves como estás solo? Siempre lo estuviste. Si quieres lograr ser un jefe indio, busca el camino solo, porque solamente las personas que buscan el bien común llegan, y como son las menos, llegan solas. Y tú llegarás solo si es que tienes que llegar". De nuevo el anciano indio hablaba, con un tono más sereno: "Estarás solo porque para llegar a ser sabio debes encontrar las respuestas en tí mismo y eso tus compañeros guerreros lo saben. Esa es la razón de tu soledad. Es lo más beneficioso, para tí y para todos. No busques más ayuda que la que tú mismo puedas llegar a ofrecerte. Ese es el camino para llegar al crecimiento personal. Todo lo que llegue del exterior debe ser bienvenido, pero no puede ser fundamental en tu búsqueda. Busca oxígeno en tu propia respiración". El silencio se hizo en la noche, de nuevo los grillos destacaban por encima de todo y ya sólo quedaban unos restos del fuego. El indio, guerrero desde tiempos ancestrales, no sabía la solución a sus problemas, poco sacó en claro de aquella noche. Sólo una conclusión: "Al fin y al cabo, debo caminar solo". Acalló la voz de su conciencia, recogió el fuego, cogió su horqueta rover y andó...

1 comentario:

  1. El camino se hace solo, pero aún hay compañeros de viaje que aunque también anden solos, siempre en los caminos más largos y duros te ofrecerán su compañía.

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