Necesitaba vivir lo que he vivido este fin de semana. Se me ha hecho tremendamente corto pero la intensidad con la que he vivido cada momento ha sido especial. Quiero mucho a las personas con quienes he compartido este fin de semana y además, las quiero, desde lo más egoísta del sentimiento humano, desde un "quiero" posesivo, porque las necesito. Si este fin de semana, mis padres, mis hermanas y mis hermanos hubieran estado presente, todos quienes son especiales en mi vida, todos los que necesito se hubieran juntado. Me siento mejor, más afortunado que el jueves, con más fuerza, con más interés, creo que incluso mejor persona. Cuando tengo la oportunidad de poder reencontrarme con mis niñas y además, haberlo podido compartir con mi pequeña, siento que se postran los astros a mis piés y me dicen que en este momento el universo es mío.
Algunas de mis estrellas, las que me iluminan, las polares, se han juntado este fin de semana y me han ayudado a encontrarme un poco en este lúgubre camino que se había convertido mi destino. Sandra, Laura, Andrea, Anabel, Miguel, Jaime y Claudio me han ayudado sobremanera a darme cuenta que mi camino no es tan oscuro, pero mi ceguera me estaba impidiendo ver que hay muchas formas de superar las piedras y obstáculos.
Gracias a estas personas me voy a empezar a perdonar a mi mismo. Ya les dije que me echo en falta, que me necesito, que tengo que estar ahí para mi, y perdonarme es lo mejor que puedo hacer.
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